Por qué los padres son tan importantes durante el primer año de vida del bebé

Muchos cambios tienen lugar tras el nacimiento de un bebé. Los padres a menudo se sienten abrumados por todas las necesidades de cuidado que requiere el retoño. Tradicionalmente, las madres han sido las principales cuidadoras de bebés durante el primer año de vida. Esto puede haber sido determinado por varios factores, como la lactancia materna, la experiencia previa de una madre cuidando hermanos menores o niños, o la presencia de la abuela materna después del nacimiento en apoyo del cambio de rol de su hija a la maternidad.

Hoy en día, muchas mujeres poseen el mismo nivel de experiencia con bebés que sus parejas masculinas antes del nacimiento. Una buena parte de las madres optan el biberón en lugar de dar el pecho para poder volver a trabajar, las familias son cada vez más pequeñas por lo que la probabilidad de tener hermanos menores se reduce, y las distancias físicas o la menor disposición por parte de los abuelos, dificultan este traspaso de información o de roles.

Rompiendo estereotipos: los padres han de involucrarse tanto como las madres en el cuidado del recién nacido

Sin embargo, las mujeres siguen siendo las principales cuidadoras de recién nacidos y bebés durante el primer año de vida. El estereotipo de que la madre “sabe qué hacer” o “sabe cómo hacerlo mejor” continúa vigente. Una familia moderna con dos padres que trabajan y que tienen una experiencia limitada con bebés y niños pequeños ha de estar igualmente preparada para explorar y descubrir un equilibrio saludable que cubra las necesidades del bebé después del nacimiento.

Además, tener a los padres involucrados es saludable para los tres. Las madres son vulnerables después del nacimiento por el “baby blues” o incluso una depresión posparto de carácter grave. La angustia psicológica influye en el riesgo de una mujer de desarrollar depresión posparto. Los síntomas incluyen: fatiga, insomnio, cambios en la percepción corporal, malestar físico, ansiedad por satisfacer las necesidades del bebé y recuerdos sobre el nacimiento en sí (dependiendo de si hubo o no complicaciones).

Los padres representan un factor crucial a la hora de prevenir este riesgo. Aquellos padres que se involucran de manera active en el cuidado del bebé les proporcionan a la madre más tiempo para cuidarse a sí mismas. Este tiempo de dedicación a sí mismas ayuda a reducir su estrés psicológico.

De qué manera puede colaborar un padre con el cuidado del bebé

Las maneras en las que los padres pueden involucrarse incluyen:

  • Cambiar pañales
  • Dar baños
  • Darle el bebé a la madre para el momento de dar el pecho y cogerlo después para que eructe
  • Vestirle
  • Calmarle
  • Dar el biberón

Además, los padres pueden ofrecer cuidados directos a las madres, tales como encargarse de las comidas, hacer la colada, la compra o limpiar.

La clave para crear un equilibrio sano entre el padre y la madre en lo que respecta al cuidado del bebé pasa por el amor que ambos sienten hacia el retoño y su intención de hacerlo lo mejor posible. Cada padre se ocupará del bebé de forma diferente, ya que todos somos diferentes como personas. Por tanto, debe haber un margen de tolerancia que permita que cada uno se ocupe del niño a su manera mientras no comprometa su seguridad.

Las madres tienden a criticar a los padres por su manera de ocuparse del bebé, lo que puede ocasionar que ellos se vuelvan reacios a prestar ayuda. Por otro lado, los padres tienden a pedir ayuda a la madre en lugar de centrarse en fluir en el proceso que supone aprender a cuidar de un bebé. Ambos casos suelen desembocar en que el bebé termine acostumbrándose a una única forma de recibir cuidados.

Qué beneficios se obtienen cuando padre y madre comparten las tareas del cuidado del bebé por igual

Los bebés que solo experimentan una forma de cuidados, terminan desarrollando una preferencia por dicho método. Esto puede causar rigidez en el niño, resultando en que se sienta incómodo o descontento si no se le trata todo el tiempo del mismo modo, y originar un círculo vicioso que tan solo refuerza el desequilibrio de cuidados entre ambos padres – el bebé llora cuando papá se ocupa de él, mama le critica por no saber cuidarle bien, y papá tira la toalla en lugar de intentar entender las necesidades del bebé. Con el tiempo, la madre acaba cargando con todo lo que respecta al cuidado directo del bebé, y el padre queda liberado de dichas tareas.

Más allá de los beneficios para la madre, el bebé también de este reparto equitativo de cuidados y tareas. Es positivo para él acostumbrarse a ser atendido de diferentes maneras. Esto ayuda al bebé a ser más flexible y receptivo a ser atendido por otras personas cuando su madre y su padre necesiten estar lejos. Esta flexibilidad facilita que el bebé sea atendido por abuelos, personal de guardería, amigos u otros familiares. El niño se estresará menos y será menos reactivo a un cambio de rutina o de hábitos.

La familia moderna se caracteriza por tener madres y padres igualmente preparados para cuidar de bebés recién nacidos y pequeños. La clave es construir un entorno familiar que les permita a ambos padres participar por igual, aceptar las diferencias y brindarse apoyo mutuo sin juzgar o perpetuar estereotipos. Los beneficios son globales; las madres tienen más tiempo para cuidar de sí mismas y reducen el riesgo de estrés psicológico, los padres tienen la oportunidad de participar activamente e influir en el desarrollo de su bebé, y los bebés aprenden a ser flexibles y se sienten cómodos siendo atendidos de diferentes maneras. Tener papás participativos crea una situación en la que todos salimos ganando.


¿Tu pareja comparte las tareas del cuidado de vuestro bebé contigo? ¿Te sientes deprimida ante tanta responsabilidad y falta de ayuda en los primeros meses de vida de tu bebé? Cuéntanos tu experiencia más abajo y comparte tus dudas.


Fuentes:

DeMaris, A. & Mahoney, A. (2017). Equity dynamics in the perceived fairness of infant care. Journal of Marriage and Family 79(1), pp. 261-276. doi: 10.1111/jomf.12331

Slomian, J., Emonts, P., Vigneron, L., Acconcia, A., Glowacz, F., Reginster, J. Y., Oumourgh, M., & Bruyére, O. (2017). Identifying maternal needs following childbirth: A qualitative study among mothers, fathers and professionals. BMC Pregnancy and Childbirth 17:213. doi:10.1186/s12884-017-1398-1

Vakrat, A., Apter-Levy, Y., & Feldman, R. (2018). Fathering moderates the effects of maternal depression on the family process. Development and Psychopathology 30(1). doi: 10.1017/s095457941700044x

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