“Pilla” a tus pequeños portándose bien
Paco y Amanda tienen tres hijos pequeños, de 5 años, 3 años y 7 meses. Tanto Paco como Amanda trabajan fuera de casa y llevan a los dos pequeños a la guardería, mientras que el mayor ya va al colegio. Por las mañanas, todo son prisas para no salir de casa tarde y, por las tardes, se acumulan las tareas como preparar la cena, bañar a los niños y después acostarlos. Da la impresión de que Paco y Amanda están siempre corrigiendo a los niños para que sigan las rutinas diarias y se sienten mal porque parece que las últimas palabras que oyen los críos la mayoría de los días son reproches para que se vayan a dormir de una vez. Se preguntan si hay un modo mejor de gestionar esto.
Las familias modernas mantienen una lucha continua para conseguir hacer todo lo que tienen que hacer en las (solamente) 24 horas del día. No es sorprendente que Paco y Amanda estén agobiados por la prisa. El problema es que es prácticamente imposible lograr que los pequeños sientan también la presión por terminar tareas cuanto antes, porque aún no comprenden el concepto del tiempo. Por el contrario, para ellos lo importante es conseguir el mayor tiempo posible con sus padres y sentirse conectados a ellos. Esta diferencia de necesidades es lo que hace la vida en el hogar tan estresante: los padres se esfuerzan en que todo se haga lo más deprisa posible y los niños pretenden, por el contrario, que las cosas vayan despacio para disfrutar más tiempo con sus papás y mamás. Con las prisas, es fácil que los padres se fijen solo en las lo que el niño hace mal. Sin embargo, hay una manera de que os padres lleven las tareas del día más controladas y que, al mismo tiempo, los niños se sientan muy bien: consiste en “pillar” a los pequeños portándose bien.
Los padres escasos de tiempo que solo se fijan en los niños cuando están haciendo algo malo, en realidad están enseñando a sus hijos que el mal comportamiento atrae la atención de los padres y, como los niños pequeños están en una fase de su desarrollo en que realmente necesitan conexión y tiempo con sus padres, optan por hacer travesuras para llamar la atención, aunque sea de manera negativa, porque no se les ocurre otra opción: recibir atención negativa es mejor que no recibir atención en absoluto.
Pero, como decía, hay una forma mejor de actuar. “Sorprender” a tus hijos portándose bien es una manera estupenda de reforzar los comportamientos positivos. Decir “muchas gracias por contestar a la primera” con una gran sonrisa es una forma perfecta de motivar al niño para que haga caso. Elogiar al niño cuando echa su ropa sucia al cubo es un modo sencillo de animarlo a que repita esa acción y, poco a poco, necesitéis hacerlo vosotros cada vez menos. Asimismo, dar pistas a los pequeños con frases del tipo “ yo sé que cuando terminéis de leer os vais a quedar metiditos en la cama,” y recompensarles al día siguiente con besos y abrazos por no haberse movido de la cama es una manera estupenda de hacerles sentir conectados a vosotros y orgullosos de su capacidad para participar en la familia.
Añadir unas cuantas palabras amables a las tareas rutinarias también puede ser una estrategia efectiva para contribuir a mantener la conexión con vuestros hijos. He aquí algunos ejemplos:
• “Gracias por quedarte quieto mientras te abrocho el cinturón en la sillita del coche.”
• “Lo estás haciendo genial, ahí quieto mientras esperamos.”
• “Me encanta ver cómo te comes la cena despacito, para que se te llene la tripita.”
• “Me gusta que, cuando jugáis dentro de casa, no gritéis como cuando estáis en el parque.”
• “¡Vaya chico/chica más mayor, que se pone solo/a los zapatos! ¡Bien hecho!”
• Darle a tu hijo grandes sonrisas y muchos abrazos.
Estos pequeños momentos de atención y conexión con tus pequeños les hará sentir queridos y tenidos en cuenta. Cuando los niños tienen estas necesidades cubiertas, sienten menos ganas de llamar la atención de sus padres. Por tanto, una sucesión regular de pequeñas conexiones a lo largo del día conseguirá que éste transcurra más fluido. Además, con el tiempo, estos cambios os harán ahorrar tiempo porque cuando hay menos fricciones en el seno familiar toda la energía se mueve hacia interacciones positivas y, por tanto, más eficientes. Intentad fijaros en esto cada día, y conseguiréis satisfacer las necesidades de vuestros hijos y también las vuestras.
Fuentes:
Owen, D., Slep, A., & Heyman, R. (2012). The effect of praise, positive nonverbal response, reprimand, and negative nonverbal response on child compliance: A systematic review [El efecto del elogio, la respuesta no verbal positiva, el reproche y la respuesta no verbal negativa en el nivel de obediencia del niño: una reseña sistemática]. Clinical Child and Family Psychological Review 15(4), 364-385.
Swenson, S., Ho, G., Budhathoki, C., Belcher, H., Tucker, S., Miller, K., & Gross, D. (2016). Parents’ use of praise and criticism in a sample of young children seeking mental health services [Uso parental del elogio y la crítica en una muestra de niños pacientes de salud mental]. Journal of Pediatric Health Care 31(1), 49-56.
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