Cómo “soltar amarras” antes de afrontar un cambio de residencia a otro país (versión mamás).

Para algunas familias, ese lugar de partida ha sido vuestro hogar permanente. Os vais a ir de casa por una temporada, pero volveréis a ella tras un periodo de tiempo ya fijado. Para otras, ese lugar de partida va cambiando cada 1 – 5 años y puede que sea un sitio al que nunca más volváis. En ocasiones, ese sitio de partida os habrá brindado a ti y a tu familia momentos maravillosos e inolvidables. En otros casos, es posible que la experiencia vivida en el lugar de partida haya estado repleta de frustraciones o de dificultades. Independientemente de cómo os haya ido en ese lugar que vuestra familia está a punto de dejar, merece la pena generar una sensación de cierre, de modo que puedas sentirte a gusto con vuestra marcha y estés lista para aceptar vuestro aterrizaje en el lugar de destino.

El soltar amarras es un proceso que varía dependiendo de cómo haya sido la experiencia vivida en ese lugar, de tu personalidad y de la tolerancia que tengas al cambio.

PASOS PARA SOLTAR AMARRAS ANTES DE AFRONTAR UN CAMBIO DE RESIDENCIA A OTRO PAÍS

Por lo general, ese proceso de «soltar amarras» consta de los siguientes pasos:

  1. Aceptar la realidad del cambio de residencia.
    • Un traslado puede resultar abrumador y es fácil esquivarlo mentalmente evitando pensar en él. Esto es especialmente cierto si eres feliz allí donde te encuentras ahora o si te preocupa algo del lugar de destino.
    • Para evitar sentirte sobrepasada por las circunstancias, desglosa el trabajo pendiente en una lista de pequeñas tareas necesarias para el traslado y crea un calendario para irlas escalonando, de una manera cómoda y que resulte factible y manejable.
  2. Comunicar a amigos y conocidos vuestra próxima marcha.
    • La expresión de los sentimientos es tan importante para ti como lo es para tu hijo. Habla con amigos de confianza y con familiares sobre cómo te sientes. Hazles partícipes de tu entusiasmo, de las dudas o inseguridades que te hayan surgido a causa de vuestra marcha y de cómo prevés que será el lugar al que vais a ir.
    • Si se ha apoderado de ti un sentimiento de pánico, de desesperación, de preocupación o de miedo plantéate la posibilidad de ir a hablar con un profesional sanitario.  Es posible que tus sentimientos te estén avisando de que has tirado demasiado de la cuerda y que necesitas el apoyo de un profesional.
  3. Identificar qué relaciones positivas hay en tu vida que te puedan servir de ayuda para salvar la brecha o el vacío que existe entre el despegue y el aterrizaje.
    • Suele transcurrir un cierto tiempo desde que uno se instala en un nuevo entorno social hasta que hace nuevos amigos.  El recurrir a las relaciones positivas establecidas en el lugar de partida te puede servir de respaldo durante ese periodo de transición, hasta que puedas ampliar tu red de apoyos en la nueva ubicación.
    • Maximiza la comunicación con amigos y familiares a través de Internet (p. ej., Skype o FaceTime) para seguir en contacto con ellos y poderles pedir ayuda y apoyo cuando lo necesites.
  4. Encontrar un equilibrio sano, en lo que respecta al tiempo que socializas con los amigos y familiares más próximos, y limitar las obligaciones sociales que te impones con aquellas personas que no son tan cercanas.
    • Es muy habitual, antes de partir, que uno esté desbordado de peticiones para quedar para despedirse. Trata de focalizar tu energía en aquellas relaciones que te aportan algo ahora y que dejarán poso cuando te haya ido, en vez de tratar de satisfacer las necesidades y las peticiones de todo el mundo.
    • Los traslados son estresantes, y tú vas a estar muy ocupada con los temas logísticos, con los niños y haciendo cajas. Si atiborras tu calendario social las vísperas de vuestra partida se agotarán rápidamente tus reservas de energía. Apuesta por la calidad frente a la cantidad.
      • No te sientas obligada a darle explicaciones a nadie. Rechaza educadamente las ofertas que no te interesen con un agradable, a la vez que firme «Muchísimas gracias por la invitación, me siento tremendamente halagada/suena fenomenal/es una idea estupenda. Sin embargo, mucho me temo que no voy a poder ir. Muchas gracias por haber pensado en mí.»
  5. Ser consciente del sentimiento de pérdida e incertidumbre que se apoderará de ti al partir, y aceptarlo.
    • Siéntelo. Hazte dueño de esos sentimientos. Así es tu vida en este preciso instante. Es totalmente normal tener sensaciones y sentimientos encontrados respecto a este proceso. En vez de negar que existen, acéptalos. Si no lo haces, volverán a acosarte sigilosamente cuando y como menos te lo esperes.
    • Dedícate un tiempo a ti, para que puedas procesar todo aquello que estás viviendo. Resérvate pequeños ratos durante el día/la semana/el mes para que puedas hacer balance de cómo te encuentras y de qué tal estás llevando todo el proceso. Algunas ideas que te ayudarán en este camino:
      • Escribe un diario.
      • Escucha música o toca un instrumento.
      • Reza o medita.
      • Haz ejercicio.
  6. Evita los patrones de pensamiento en los que compares vuestro lugar de residencia actual con el futuro lugar de residencia.
    • Los aterrizajes, con frecuencia, están llenos de incertidumbre. Es muy probable que no sepáis qué tal os va a ir hasta que no estéis ya instalados en vuestro nuevo lugar de residencia. ¡Es imposible juzgar un regalo observando únicamente el papel con el que está envuelto! Si te dejas llevar por las elucubraciones puedes acabar sintiéndote decepcionado.

Intenta mantener una postura neutral y abierta. De ese modo, estarás lista para recibir y asumir todo aquello que os vaya llegando, en vez de intentar que lo que os suceda se ajuste a tus deseos. Centrarse en la realidad y en cómo son las cosas (en vez de en cómo crees que deberían ser) hará que te cueste menos abandonar vuestro lugar de residencia actual y que estés mejor preparada para el aterrizaje en vuestro nuevo hogar.

El soltar amarras es una parte esencial del traslado. El no abordar tus necesidades emocionales mientras te preparas para dejar atrás tu entramado social y tu entorno puede dificultar o impedir una adaptación sana al nuevo destino. El soltar amarras es un proceso que se puede aprender y que se puede utilizar para ser capaz de decir adiós a un entorno social, para sentirte segura de que vas a mantener el contacto con las personas que más importantes son para ti, y para estar receptiva y abierta a aceptar nuevas amistades en tu nuevo hogar.


El conocimiento es el poder

  • ¿Qué has aprendido o qué has sacado en claro de esta entrada?
  • ¿Te ha ayudado a identificar algún aspecto de vuestra vida familiar que os gustaría modificar?  

En el espacio que aparece a continuación, haznos partícipes de tus experiencias y dinos qué medidas tienes previsto adoptar para cambiar el rumbo de la dinámica familiar.

 

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