Mantener la calma les enseña a nuestros hijos a estar tranquilos ellos también

Siendo sinceros, la tarea de ser padres puede poner a prueba nuestra paciencia. El estrés de la vida diaria y tener cubiertas las necesidades de nuestros hijos pueden resultarnos abrumadores a veces. Además, nuestra personalidad y carácter no siempre se combinan bien con la personalidad y el carácter de nuestros hijos. Por tanto, es muy común sentirse frustrado, como también es muy humano querer liberar esa frustración. Aprender a usar un estilo de crianza sosegado puede ayudarnos a sentirnos con más control como padres, a la vez que damos un ejemplo positivo a nuestros hijos.

¿Por qué es importante mantener la calma?

En momentos de estrés, preocupación o tensión, lo más probable es que no mostremos nuestra mejor versión como padres. Quizás perdamos los estribos, gritemos, critiquemos, menospreciemos, azotemos, abofeteemos o asustemos a nuestros hijos en nuestro intento de aplicar disciplina o corregir un comportamiento. Le sucede a todos los padres. Sin embargo, la mayoría de nosotros sabemos que estos comportamientos no nos acercan más a nuestros hijos, incluso aunque corrijan su comportamiento a corto plazo. Si quieres saber más acerca de cómo aplicar disciplina sin un castigo físico, consulta la publicación de mi blog “La importancia de evitar los azotes como método de disciplina infantil”.

Cuando estamos bajo el efecto del estrés, ocurre una reacción fisiológica y hormonal en nuestros cuerpos llamada respuesta de lucha o huida. Esta respuesta evolutiva está pensada para ayudarnos a reaccionar rápidamente ante situaciones que amenazan la vida. Sin embargo, en el mundo moderno de hoy esta reacción puede desencadenarse a partir de cualquier tipo de situación estresante, como una fecha límite de trabajo, un atasco de tráfico, preocuparnos por el bienestar de nuestro hijo, o tener demasiado que hacer y muy poco tiempo para hacerlo todo.

¿Qué ocurre cuando perdemos el control?

En situaciones como estas, se libera una cascada de hormonas que provocan cambios en nuestro cuerpo, como latidos cardíacos más rápidos, respiración más rápida, aumento de la presión arterial y tensión muscular. En estos momentos, nuestro cuerpo se enfoca en la supervivencia y en reducir la amenaza que sentimos. Esto puede llevarnos a gritar, golpear, amenazar o dar un ultimátum a nuestros hijos en un intento de aplacar rápidamente un comportamiento negativo o corregir actividades potencialmente peligrosas. La brusquedad de nuestra respuesta a nuestros hijos está en parte influenciada por ese mecanismo de lucha o huida que nuestros cuerpos están experimentando.

Desafortunadamente, cuando comenzamos a gritar, golpear, amenazar o dar ultimátum a nuestros hijos, desatamos ese mismo mecanismo de lucha o huida en ellos , causando el aumento de su frecuencia cardíaca, frecuencia respiratoria, presión arterial y tensión muscular a medida que sus cuerpos entran en modo de supervivencia. En estos momentos, los niños se enfocan en reducir la amenaza que sienten. Esto, a su vez, es lo que a menudo les hace detener el comportamiento negativo de inmediato.

Para saber más sobre esta cascada de hormonas y los cambios fisiológicos asociados al mecanismo de respuesta de lucha o huida, lee la entrada en mi blog “Claves para mantener la calma cuando todo parece estar fuera de control“.

¿Cómo controlar efectivamente estas situaciones?

A corto plazo, el uso de estrategias educativas que infunden miedo en los niños produce resultados. Los niños detendrán el comportamiento negativo para reducir la amenaza que sienten. Sin embargo, este tipo de estrategia solo detiene un comportamiento en ese momento y no les enseña a los niños cómo comportarse mejor. Los niños necesitan aprender por qué necesitan cambiar a un comportamiento más apropiado para poder escoger mejor sus decisiones en el futuro.

Se ha demostrado que utilizar técnicas educativas sosegadas aumenta la confianza entre padres e hijos, y ayuda a los niños a dominar sus emociones y comportamientos. Cuando usamos estrategias de paternidad proactiva como el elogio, la flexibilidad, involucrar a los niños en actividades en las que pueden tener éxito o proporcionar recompensas como sonrisas y abrazos, podemos sacar lo mejor de nuestros hijos.

Cuando estamos tranquilos, nos resultará más fácil permanecer enfocados en enseñar a nuestros hijos por qué deben detener una conducta y aprender comportarse mejor. Por el contrario, si estamos en modo de lucha o huida, nuestro enfoque estará dirigido únicamente a lograr que nuestros niños dejen de comportarse de manera insegura o irritante en lugar de enseñarles algo nuevo.

Curiosamente, cuando mantenemos la calma y podemos utilizar técnicas de paternidad proactiva para motivar a nuestros hijos hacia comportamientos más positivos, nuestros hijos también permanecen tranquilos. Esto ocurre porque las estrategias de educación proactivas aumentan el sentido de pertenencia, confianza y apertura entre nuestros hijos y nosotros. Los niños percibirán nuestras estrategias como guías y ayuda en lugar de como un ataque. Esto significa que no desencadenaremos su respuesta de lucha o huida y que podrán mantener la calma y escuchar lo que estamos diciendo sin temor.

Los niños que permanecen tranquilos cuando se les está enseñando disciplina son capaces de escuchar, entender y aceptar lo que les dicen porque no están experimentando ese aluvión de cambios hormonales y fisiológicos (por ejemplo, aumento del ritmo cardíaco, aumento de la frecuencia respiratoria, tensión muscular, presión arterial alta) mientras interactúan con sus padres. Esto significa que se escucharán más y entenderán mejor lo que les decimos. Y lo que es más importante aún, recibirán nuestro mensaje de manera amorosa y se sentirán más cerca de nosotros como resultado.

La buena noticia en relación a todo esto es que incluso si hemos estado educando a nuestros hijos de forma incorrecta hasta este momento, podemos cambiar inmediatamente la estrategia y nuestros hijos responderán de inmediato a estas técnicas de crianza sosegada. Cuanto antes empecemos a educarles de manera calmada, mayores serán los beneficios para ellos. Este tipo de educación crea niños tranquilos, y aumenta el sentido de pertenencia y confianza entre padres e hijos.

Y tú, ¿has sentido que perdías el control alguna vez ante situaciones de estrés con tus hijos? ¿has comprobado cómo mantener la calma beneficia a tus hijos? Cuéntanos tus experiencias.


Fuentes:

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Mauritius Child Health Project. Psycholophysiology 38, pp. 254-266. doi: 10.1017/S0048577201990067

Tau, G.Z., Peterson, B.S. (2010). Normal development of brain circuits. Neuropsychopharmacology 35, pp. 147-168. doi: 10.1038/npp.2009-115

Webster-Stratton, C. (2011). The Incredible Years Series – Parents, Teachers and Children’s Training Series: Program Content, Methods, Research and Dissemination (1980-2011). Incredible Years, Inc.: Seattle, WA.

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