Comunicarse con los adolescentes, ¿misión imposible?
Muchos padres están frustrados con el nivel de comunicación con sus hijos adolescentes. Se sienten distantes y confusos ante el comportamiento de sus hijos y piensan, ¿por qué no me da más que una palabra por repuesta – sí, no, no sé? ¿parece que si yo digo blanco, ella diga negro? ¿por qué siempre están de mal humor?
Los adolescentes, por razones de su desarrollo, siempre están buscando maneras de separase de la generación de sus padres. Puede ser con su estilo de vestir, su corte de pelo, su manera de hablar o su actitud. A veces, esta búsqueda puede molestar a los padres o crear problemas en la familia. Esto puede pasar cuando los adolescentes están probando ideas o acciones que son distintos o entran en conflicto con los valores y normas de la familia.
Obviamente, en esos casos, la comunicación con los adolescentes puede ser más difícil o parecer imposible. Pero, si los padres entienden más sobre el desarrollo del adolescente y conocen las razones por las que tienen un comportamiento que parece conflictivo, podrán adaptar su manera de hablar con el adolescente, aumentando el porcentaje del mensaje que el adolescente va a escuchar.
La perspectiva de los adolescentes
El problema principal de comunicación entre padres e hijos adolescentes es la diferente perspectiva entre ellos. Los adolescentes todavía están creciendo y cambiando. Tienen una experiencia vital limitada. En algunos casos, pueden tener opiniones sobre varios temas o maneras de vivir que han llamado su atención, pero no tienen ni idea de su funcionamiento o de su significado. Normalmente, su interés por determinados asuntos viene motivado más por cómo se sienten que por el significado real de ese asunto en concreto.
Los adolescentes tienen una vida interior muy rica. Esta parte de su vida incluye lo que piensan sobre quiénes son, cómo se sienten con ellos mismos, y qué opinan de la relación que tienen con los que se rodean (familiares, amigos, integrantes de su entorno más cercano, etc.). Los temas intrapersonales giran en torno al diálogo interno que mantienen con sí mismos sobre cómo viven su vida y sobre sus deseos y pensamientos más íntimos.
Los adolescentes, a medida que van creciendo y se van haciendo más independientes, se sumergen cada vez más en relaciones que han establecido fuera de las fronteras de la familia. Y todo esto lo hacen con menos información de contexto, menos experiencia vital y más egocentrismo, debido a los procesos evolutivos normales que lleva aparejada la adolescencia. Esto implica que deciden lo que van a hacer de manera diferente de cómo lo harían sus padres.
Por lo tanto, los padres no deben comparar los actos de su hijo adolescente con lo que ellos habrían hecho si hubieran estado en la misma situación porque, sencillamente, no sería una comparación justa. En lugar de esto, después de ser testigos de la decisión que el adolescente ha tomado, deberían intentar comprender el comportamiento. Identificar las ideas y acciones más importantes, el significado que les ha dado el adolescente, la situación en la que se han presentado y el papel que han jugado los valores, objetivos, percepciones, ideas, sentimientos y reglas del adolescente en su toma de decisiones sobre dichas ideas y acciones.
Solo en ese momento los padres serán capaces de comprender los procesos mentales que le llevaron a actuar como lo hizo y le podrán orientar para que en un futuro tome decisiones más informadas. Más importante aún, este proceso permite a los padres ver cómo va madurando el adolescente y cómo va creciendo su conciencia de sí mismo y del mundo que le rodea.
Errores y malas decisiones en la adolescencia
Los adolescentes en ocasiones cometerán errores y tomarán malas decisiones. Esto es algo que cabe esperar y que forma parte del proceso. A medida que vayan madurando y pasen más tiempo lejos de nosotros, su toma de decisiones les llevará de vez en cuando por el mal camino. En este sentido, es fundamental que los padres desarrollen una tolerancia saludable ante las decisiones que tomen sus hijos adolescentes, pues esto les permitirá aprender a guiarse a sí mismos.
Evidentemente, si el adolescente u otra persona van a sufrir algún tipo de daño o si el adolescente está haciendo algo que se aleja mucho de las normas y los valores de la familia, en ese caso los padres deben intervenir y darle un leve codazo para que rectifique. El proceso de exploración que tiene lugar en la adolescencia no puede conllevar hacerse daño a sí mismo o al prójimo ni tampoco provocar un cisma familiar. Sin embargo, si el adolescente no se está haciendo daño a sí mismo, al prójimo, ni está provocando un cisma familiar, los padres pueden dejar que su hijo adolescente tire un poco de la cuerda para que encuentre su propio camino.
La advertencia que hay que hacer ante esta postura, cuando no haya de por medio ninguna actividad peligrosa, nociva o que ponga en peligro la vida de nadie, es que se debe permitir que el adolescente sufra las consecuencias naturales de sus actos. Sin recate posible. Vivir en primera persona las consecuencias naturales de una mala decisión les permite a los adolescentes aprender de sus errores de una manera real y personal y además les da la oportunidad de idear soluciones, de pedir perdón o de comprender las implicaciones directas que tiene una conducta negligente o inadecuada.
Cuando los adolescentes sufren las consecuencias naturales de sus decisiones y acciones, ganan mucha experiencia vital y esta experiencia ayuda a la comunicación entre los padres y sus hijos adolescentes. Por un lado, los adolescentes pueden entender las opiniones de sus padres mejor porque tienen más experiencia y pueden notar que las consecuencias que los padres anticiparon se han cumplido.
A su vez los padres pueden entender mejor el desarrollo interno de su hijo observando tanto el proceso de toma de decisiones como la repuesta de su hijo a las consecuencias. Esta información puede ayudar a los padres mucho a adaptar su mensaje durante la comunicación con su hijo.
Deanna Marie Mason, experta en educación y salud familiar. Autora del blog Dr. Deanna Marie Mason. Paternidad Proactiva. Apoyo Profesional para la Familia Moderna.
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