Los mejores consejos para la lactancia nocturna
Amamantar a tu bebé es una de las experiencias más maravillosas que puedes vivir. La leche materna no solo proporciona los mejores nutrientes al neonato, sino que también crea un vínculo afectivo como pocos.
Sin embargo, esta actividad puede resultar demasiado demandante para ti, al punto de agotarte al extremo. Una de las causas de que esto ocurra es la lactancia nocturna. Esta es necesaria, sobre todo, durante los primeros meses de vida del pequeño.
En este post, queremos compartir algunos consejos para que puedas desempeñar esta tarea de la mejor manera. Así contribuirás a la buena alimentación y óptimo desarrollo de tu pequeño, sin menoscabo de tu propio cuidado y bienestar.
¿Sabías que las propiedades de la leche cambian de noche?
Durante las horas nocturnas la leche materna contiene mayor cantidad de nucleótidos. Estos son componentes del ADN que favorecen la regeneración celular. Igualmente, hay más presencia de prolactina, melatonina y triptófanos que con sustancias que promueven el sueño.
Por lo tanto, las tomas nocturnas de leche incitan al sueño profundo del bebé y a que tenga un descanso reparador. Asimismo, contribuyen a que el niño cree patrones de sueño y vigilia saludables.
Por otra parte, los niveles de prolactina se elevan durante las horas nocturnas. Esta sustancia es un potente relajante que ayuda a conciliar el sueño de forma inmediata. Además, ayuda a incrementar la producción de leche materna.
Si eres de las madres que desean amamantar a largo plazo (al menos hasta los dos años de vida del bebé), debes hacer el esfuerzo de practicar la lactancia nocturna. De ello depende el éxito o fracaso de la lactancia exclusiva.
Otros beneficios de la lactancia nocturna
La lactancia materna nocturna puede evitar que el bebé pierda peso de forma excesiva y mantenga equilibrados los niveles de glucosa en la sangre. Asimismo, varios estudios han determinado que la lactancia materna contribuye a reducir en un 50% el riesgo de muerte súbita en los recién nacidos.
Por otra parte, al ofrecerle el pecho a tu bebé durante la noche, evitas la acumulación excesiva de leche en los senos. Cuando no se drenan con regularidad, se hinchan y endurecen, cosa que resulta sumamente dolorosa e incómoda. Tanto así, que cuando ocurre con frecuencia puede dar lugar a infecciones y/o procesos inflamatorios.
Dar pecho al bebé de noche asegura la producción de leche materna suficiente para cubrir la demanda diaria. Mientras más succione leche el recién nacido, más de ella se produce, aunado a la abundante ingesta de agua por parte de la madre.
¿Sabías que los niños suelen pedir más de noche?
Los niños pequeños, es decir, recién nacidos y hasta los 3 meses de edad, tienen un estómago diminuto, por lo que necesitan alimentarse cada 2 o 3 horas. Por eso, es inevitable que reclamen alimento en horario nocturno.
Además, los bebés tan pequeños aún no tienen regulada la percepción del día y la noche y no han desarrollado patrones de sueño. La prolactina, cuya producción se incrementa en la noche, también estimula su apetito, por lo que un bebé siente la necesidad de comer, sin importar la hora.
Para una madre es duro llevar el ritmo de la lactancia nocturna. Sobre todo, después de varios meses y si se ha reincorporado a la vida laboral. No obstante, es necesario comprender la importancia de la lactancia materna para no caer en la tentación de abandonar esta práctica.
Consejos para una mejor lactancia nocturna
Lo normal es que los recién nacidos pidan ser alimentados durante la noche de 3 a 4 veces. A medida que el niño crece, las tomas nocturnas disminuyen significativamente, sobre todo, a partir de los 6 meses.
Entre tanto, lo mejor es tomar algunas medidas para que la lactancia nocturna no canse demasiado a la madre:
- Lo ideal es tener ubicada la cuna del bebé en la misma habitación de los padres, por lo menos hasta que finalicen las tomas nocturnas. El colecho (dormir con el bebé) también es una alternativa.
La intención es que la madre no deba levantarse y trasladarse para alimentar al niño, sino que lo haga acostada de lado en su cama. Esta práctica favorece tanto al infante como a la madre, ya que la cercanía cuerpo a cuerpo les da tranquilidad.
- Si la preferencia es levantarse, lo más favorable es tener en la habitación una hamaca de lactancia o una silla mecedora. Asimismo, se puede hacer uso de una almohada de lactancia. El lugar debe ser tranquilo y con luz tenue.
- Es necesario tener a mano todo lo necesario en el momento de amamantar, como gasas, toallitas, mantas, etc. De este modo, se evitará estar buscando cosas en la oscuridad con el bebé hambriento.
- Debes evitar esperar a que el bebé llore para alimentarlo, porque luego será más difícil calmarlo y tardará más en dormirse. Igualmente, debe evitarse cambiar el pañal al bebé para no despertarlo, a menos que sea estrictamente necesario.
- Es idóneo que el padre o alguien más de la familia, colabore en esta tarea durante la noche. Puede ser acercando algún objeto que necesite la madre, tomando al bebé en brazos para sacarle los gases y arrullarlo, etc.
Mejores posturas para dar el pecho de noche
Para favorecer el descanso de la madre durante la lactancia nocturna, a continuación se mencionan algunas posturas que se pueden adoptar:
Acostada de lado
Tanto la madre como el bebé yacen acostados en la cama uno frente al otro. El brazo de mamá debe ir debajo de su cabeza, mientras se emplea una almohada o cojín para darle soporte a la espalda del niño y evitar que se vaya de lado.
Reclinada o tumbada
Mientras la madre está acostada sobre su espalda, el bebé se sitúa encima de ella, de cara al pecho y haciendo contacto pancita con pancita.
Al poner en práctica estas posturas, mamá y bebé estarán más cómodos. Con esto se mejora el descanso y se evitan las tensiones de cuello y espalda en el caso de la madre. De este modo, se previenen lesiones dolorosas.
En caso de que te decidas por practicar el colecho, investiga bien cuáles son las condiciones requeridas para que sea un acto seguro.
Amamantar es un acto de amor, tanto hacia ti como hacia tu retoño, y aunque puede ser exigente, también es sumamente gratificante y saludable. No desistas en tu esfuerzo de proveer lactancia materna exclusiva. ¡Los beneficios lo compensan con creces!