La Generación Z, un cambio en nuestros modelos de educación
Los tiempos cambian, y con ellos, las costumbres, rutinas y hábitos de los jóvenes. Si hace unos años se hablaba de los millennials como la generación de los cambios, ahora son los jóvenes nacidos entre 1994 y 2009 los encargados de cambiar los modelos tradicionales. Esta es la denominada Generación Z, un grupo surgido en pleno auge digital, con estructuras sociales, educativas y económicas adaptadas a un mundo en constante evolución.
Estos procesos, totalmente diferentes a los de la generación anterior, hacen que, en ocasiones, los progenitores no comprendan o asimilen sus costumbres, por lo que pueden llegar a surgir conflictos. Comprender algunos de sus procesos ayudará a los padres a mejorar su relación con ellos.
Deanna Marie Mason es una profesional de la salud especializada en pediatría que tiene una visión especial del entorno de los adolescentes y que ofrece cinco claves para abordar con más perspectiva los intereses de este colectivo.
Forma de comunicación. Las redes sociales y aplicaciones de mensajería instantánea han hecho que los jóvenes Z se acostumbren a mantener conversaciones con su círculo cercano, pero con la distancia como escudo. Este hábito puede hacer que los niños se muestren más tímidos de lo habitual ante grupos amplios, por lo que los padres deben animarles a interactuar, al menos en el ámbito familiar. Es importante dejarles expresarse de manera libre para conseguir que no se sientan juzgados.
Información sin filtros. Este acceso a las nuevas tecnologías ha hecho precisamente, que esta generación tenga un acceso ilimitado a todo tipo de información, en ocasiones incluso no apropiada para su edad. Es por este motivo por el que los adultos deben transmitirles la responsabilidad suficiente para discriminar aquellas fuentes a las que deberían tener acceso y las que no. Hacerles conocedores de los peligros que entraña la red ayudará a que se muestren más cautos tanto en cuanto a los contenidos consumidos como en relación a los datos o información que comparten con terceros.
Vínculo multicultural. Las estructuras sociales han cambiado, la inmigración está a la orden del día, y los cambios tanto de residencia como de personas de otros entornos también es una norma en la actualidad. Estos jóvenes han aprendido a tratar con personas de otros países, con otras costumbres e ideas, y los padres deben aprender también a comprender esta novedad. Mostrarse cerrado a nuevas amistades o a relacionarse con gente nueva no ayudará al desarrollo social de los niños, empeorando además la relación con ellos.
Vocación frente a practicidad. Los cambios que les ha tocado vivir han convertido a la Generación Z en un grupo acostumbrado a las novedades, y este aspecto se extrapola también en su interés profesional. Incluso los más jóvenes tienen en mente que su futuro empleo no será totalmente estable ni se sentirán vinculados en exclusiva a un sector o empresa. Estudian más por vocación o gustos que por el factor económico (clara diferencia respecto a otras generaciones previas), y en este punto los padres deben ser partícipes también de su decisión, por lo que el diálogo en torno a estas decisiones será clave para centrar su atención y ayudarles en la definición de su futuro.
Sentido de la propiedad. Los años que les ha tocado vivir no solo han repercutido en el desarrollo tecnológico, sino que estos jóvenes han sido testigos directos de la crisis económica, viendo cómo sus padres han tenido que cambiar algunos de sus hábitos. Esta situación les ha convertido en personas con poco apego a las posesiones materiales (más allá de pequeños objetos tecnológicos), y más preocupación por las actividades relacionadas con la economía colaborativa, ya sea el compartir coche o las aplicaciones de compra y venta de bienes de segunda mano.
Deanna Marie Mason es una profesional de la salud que tiene el máximo grado de formación, una especialización en pediatría con un foco especial en el mundo de los adolescentes y más de 20 años de experiencia profesional trabajando con recién nacidos, niños, adolescentes y familias.
A lo largo de estas décadas, Deanna ha ayudado a infinidad de familias a mejorar sus vidas, proporcionando guías de actuación basadas en los últimos avances científicos y médicos que permiten anticiparse a los problemas más habituales de niños y adolescentes y prevenirlos con éxito.
Además, es escritora y colaboradora en publicaciones científicas como Research and Theory for Nursing Practice, Nurse Researcher o Holistic Nursing Practice. Actualmente dirige su propio negocio de consultoría y recientemente ha publicado ‘Qué hacer para que tu hijo no sea un imbécil’, libro en el que explica cómo podemos ayudar a los adolescentes a encontrarse a sí mismos mientras se encuentran inmersos en una etapa de cambios.
Más información | Deanna Marie Mason
Imagen | Kris Krüg